JESUS QUE TE MIRE MUCHAS VECES PARA DARME CUENTA DE LO QUE ME AMAS

JESUS QUE TE MIRE MUCHAS VECES PARA DARME CUENTA DE LO QUE ME AMAS
PULSAR Y RECITAR LAS ORACIONES Y LAS PROMESAS DE JESÚS

lunes, 22 de enero de 2007

LAS SIETE PALABRAS DE JESUS.



PRIMERA PALABRA



Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
(Lc. 23,34)

SEGUNDA PALABRA



En verdad, en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso
(Lc. 23,43)
TERCERA PALABRA





Mujer, he ahí a tu hijo; hijo he ahí a tu madre
(Jn. 19, 26-27)CUARTA PALABRA



¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?
(Mc. 15, 34; Mt. 27, 46)
QUINTA PALABRA






Tengo sed
(Jn. 19,28)
SEXTA PALABRA






Todo está cumplido
(Jn. 19, 39)


SÉPTIMA PALABRA






Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
(Lc. 23, 46)




Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz, y que en cumplimiento de tan grande sacrificio aceptasteis la voluntad del Eterno Padre al encomendar en sus manos vuestro espíritu para enseguida inclinar la cabeza y morir: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, otorgadnos en nuestra agonía una perfecta conformidad a vuestra divina voluntad, a fin de que estemos dispuestos a vivir o a morir según sea a Vos más agradable; y que no suspiremos para nada más que por el perfecto cumplimiento en nosotros de vuestra adorable voluntad.

LA VIDA DESPUES DE LA MUERTE.

Enjugará todas la lágrimas de sus ojos:
¿la muerte?, ya no habrá más muerte,
porque el mundo viejo ya se fue.

Apocalipsis de San Juan, c. 21, v. 4

Jesús dijo: Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no se han fijado en esto que Dios les ha dicho:
« Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob? » Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.

(Evangelio de San Mateo, Cap.22, v.31 y 32)


« Supo agradar a Dios, que lo amó y, porque vivía entre los pecadores, Dios se lo llevó... Alcanzó la perfección realizando una larga carrera en poco tiempo. Su alma era del agrado del Señor, por eso lo sacó pronto de su ambiente corrupto. Los justos viven para siempre y su premio está en las manos del Señor ».

(Libro de la Sabiduría - C.4, v.10, 13 y 14 C.5, v.15)


« Para los hombres es imposible, pero para Dios todo es posible ».
(Evangelio según San Mateo, C. 19, V. 26)

« Dios quiere que todos los hombres se salven ».
(San Pablo, 1a. Carta a Timoteo, C. 2, V. 4)

« Tanto amó Dios al mundo que entregó su Hijo Unico para que todo el que crea en El no se pierda, sino que tenga vida eterna ».
« Dios no mandó a su Hijo a este mundo para condenar al mundo, sino que por El pueda salvarse el mundo ».
(Evangelio según San Juan, C. 3, V. 16 y 17)
« Tú nos has hecho para ti, Señor,
y nuestro corazón no tendrá sosiego
hasta que no more en Ti »

San Agustín.
Señor.
Hé aquí la ofrenda que te presentamos nosotros, tus servidores y tu familia entera: en tu bondad acéptala. Danos la paz en nuestras vidas, aléjanos de la condenación eterna y recíbenos entre tus elegidos.
Oración a la Virgen María

Dios te salve, María, llena eres de gracias, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Dios « no quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión »

(Segunda carta de Juan, c. 3, v. 9)
« Esta es la morada de Dios entre los hombres.
El mismo será Dios-con-ellos.
Enjugará toda lágrima de sus ojos
y ya no existirá ni muerte, ni duelo, ni gemidos, ni penas,
porque todo lo anterior ha pasado ».

(Texto cristiano, en el Apocalipsis de San Juan, c. 21, v. 3 y 4)

¿Y LAS INDULGENCIAS?

Si las indulgencias están unidas en la historia de manera particular a los años jubilares, no les están reservadas. La indulgencia procede del amor de Dios que ama a los hombres y que quiere que todos los hombres tengan acceso a la felicidad eterna. Allí donde el pecado (la falta de amor) abunda, la misericordia de Dios, es decir, su amor y su perdón, sobreabunda. Pero, ¿qué son las indulgencias?

La indulgencia es la remisión delante de Dios, dice el Catecismo de la Iglesia católica, de la pena temporal (las deudas de las que tenemos que librarnos) debida a los pecados de los cuales la falta ya está borrada, es decir, perdonada. Si yo robo a un comerciante, y él me perdona, la falta está borrada. Pero tengo una deuda con él: tengo que devolverle, en un espíritu de justicia y de amor, el objeto robado, y si es posible reparar las consecuencias negativas de mis actos (los cristales rotos, por ejemplo) para ser liberado. Es similar con las indulgencias, con la diferencia de que Cristo, por el don de su vida sobre la cruz y su resurreción, lo ha hecho ya por nosotros con todos los santos que, por amor, se han asociado a El.

"A los que se les perdona poco muestran poco amor, a los que se les perdona mucho, muestran mucho amor", dice Jesús a uno de sus amigos. Para hacernos crecer en el amor, la Iglesia, fundada por Cristo para continuar su misión, indica las condiciones particulares y determinadas para obtener esta indulgencia de Dios. Por la indulgencias, sigue el Catecismo de la Iglesia católica, "los fieles pueden obtener para ellos mismos, pero también para las almas del purgatorio, la remisión de las penas temporales, consecuencia de los pecados." El amor de Dios no tiene límite...

¿Cómo obtener las indulgencias?

Siempre necesitamos la ayuda del Salvador y de su Iglesia, nuestra familia espiritual para liberarnos de las secuelas, de las huellas, de las cicatrices del mal que hemos cometido. Además de las condiciones habituales, es decir, recibir el sacramento de la reconciliación, participar en la Eucaristía, etc., (las mismas que durante el año jubilar), es necesario hacer un acto concreto. Damos aquí unos cuantos, sacados del Manual de indulgencias, promulgado por Pablo VI (reeditado con algunas adaptaciones el 17 de diciembre de 1999):

Requisitos para ganar indulgencias plenarias


Excluir todo afecto al pecado, incluso venial. No basta el estado de gracia y tener el corazón contrito. Se requiere también la detestación interior de todo pecado y el firme propósito de esforzarse por no cometerlos de nuevo.

Cumplir las tres condiciones: Confesión, Comunión y Oración por las Intenciones del Papa.

La Confesión ha de ser Sacramental y personal. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en días sucesivos; la confesión puede hacerse unos días antes o después de realizar la obra prescrita.

La Comunión ha de ser también Sacramental. Con cada Comunión Eucarística se puede ganar únicamente una indulgencia plenaria.

La oración por las intenciones del Papa ha de hacerse por cada indulgencia que se pretenda recibir; este requisito se cumple plenamente recitando un Padrenuestro y una Avemaría, o cualquier otra oración, ofrecidos por las intenciones del Papa.

La indulgencia plenaria se puede ganar todos los días, pero solamente una vez al día, con excepción del caso "in articulo mortis", es decir cuando un fiel está en peligro de muerte, aunque ese día haya ganado ya otra.

Todos los fieles que estén en peligro de muerte podrán ganar indulgencia plenaria si cumplen con los siguientes requisitos:



Tener intención de ganar la indulgencia.

Excluir todo afecto al pecado, incluso venial.

Que durante su vida hayan rezado habitualmente alguna oración.




Una lectura de la Santa Escritura de al menos media hora.


Un tiempo de adoración del Santísimo de la misma duración.


La renovación de las promesas del bautismo durante la Vigilia Pascual.


La veneración de la Cruz a lo largo de la liturgia del Viernes Santo.


Un retiro de tres días.


La bendición solemne del Papa, incluso radiotelevisado (en Navidad, por ejemplo).


La recitación comunitaria del rosario.


La oración en una Basílica, el día de la fiesta propia.


Cuando se realiza una peregrinación en grupo hacia un santuario.


Haciendo, una vez al año, una pergrinación individual a un santuario.

El tesoro de las indulgencias queda abierto de un modo muy amplio. Recordemos la llamada de atención de Juan Pablo II: "Los que piensen poder recibir este don por el simple cumplimiento de actitudes exteriores se equivocan. Por el contrario, éstas se piden como expresión y apoyo del camino de conversión. Manifiestan en particular la fe en la abundancia de la misericordia de Dios y en la maravillosa realidad de la comunión que Cristo ha realizado, uniéndo de manera indisoluble la Iglesia a sí mismo, como su Cuerpo y su Esposa." (Audiencia del miércoles 29 de sepriembre de 1999)

¿PODEMOS DAR UN SENTIDO AL SUFRIMIENTO Y A LA MUERTE?

La prueba de que Dios no ha querido nuestra muerte es que, después de la ruptura de la relación "Es fuerte el amor como la muerte, flechas de fuego son sus flechas, las aguas inmensas no podrán apagarlo"


¿El sufrimiento, y aún más la muerte no son absurdas? Dios mismo dice que no ha querido la muerte: "No fue Dios quien hizo la muerte, ni se goza con el exterminio de los creyentes, todo lo creó para que perdurase" (libro de la Sabiduría, cap. 1, v. 13).

Así pues, ¿la muerte tiene un sentido? ¿ Y qué sentido puede tener entonces?

No son sólo los cristianos los que le dan un sentido e incluso un valor. ¿ Cómo explicar que alguien, por ejemplo, arriesgue su vida para salvar a alguien? Pensemos en los bomberos de Nueva York que murieron ayudando a las personas del atentado de las "Twin Towers"; pensemos también en esos resistentes o militantes, del partido que sean, que dan su vida por un ideal, para que los demás tengan una vida mejor. Conocemos también la historia del Padre Kolbe, un franciscano polaco, que se ofreció a morir en el "bunker de la muerte" en un campo de concentración en lugar de un padre de familia (ver testimonio). Incluso sin llegar a la muerte, ¿cuántos padres y madres en el mundo, y mucho más en los países pobres, desgastan su vida y sufren para asegurar la subsistencia y el futuro de sus hijos?

Es, pues, el amor en el sentido más amplio, el que da sentido al sufrimiento y a la muerte, o más bien, a la ofrenda de la vida. Así, cuando se sufre, se puede hacer también un acto de ofrenda, un acto de amor en unión con Cristo que ha sufrido su Pasión y ha dado su vida "en rescate por la multitud":

"Mi vida no me la quitan,dice El, soy Yo quien la doy."

Jésus a conocido también, sin embargo, como muchos hombres, la angustia de la muerte en en Huerto de los Olivos de Getsemaní. Pero su resurrección da el sentido verdadero a la vida y a la muerte. La muerte no puede vencer al amor porque Dios es Amor.

El Cantar de los Cantares, uno de los más hermosos textos de la Biblia, se termina con estas palabras: "Es fuerte el amor como la muerte, flechas de fuego son sus flechas, las aguas inmensas no podrán apagar el amor"

¿Las palabras, las buenas intenciones pueden suprimir el sufrimiento y el horror de la muerte? No, por supuesto. Sin embargo, incluso sin ser un héroe, incluso sufriendo sin poder rezar ni hablar, la intención basta. Una mujer en fase terminal de su enfermedad, que tenía grandes dolores, en una época en la que se conocían mal los cuidados paliativos, ofrecía este sufrimiento para que sus hijos hicieron algo hermoso de su vida. Un hombre, que empezaba a tener la enfermedad de Altzeimer, en un momento en que comprendió que las cosas se le escapaban de las manos, decía: "Dios mío, lo acepto." Seguían viviendo su prueba, pero le habían dado un sentido, un valor.

En esos momentos, todo es difícil, parece que no se espera nada y, sin embargo el corazón vela y los que queremos, los que nos visitan pueden, con su presencia humilde y amante, con su esperanza y su oración, ayudarnos a dar a esta vida que se nos escapa un valor y el sentido del amor. Es lo que ha vivido un gran periodista, especialista del "futuro", que tenía mucho miedo de la muerte. Hacía que le leyeran pasajes de la Biblia, pedía que le explicaran tal o tal tema sobre Dios que le costaba aceptar. Y pedía a su mujer que cogiera su guitarra para alabar a Dios con un cántico, por él.

¿ES NORMAL TENER MIEDO DE LA MUERTE?

Cuando una persona muere, no hace más que volver a la casa de Dios, allí donde todos debemos ir. Qué bonita es la muerte cuando sabemos que es volver a casa"


En la película Apolo 13 que cuenta una de las misiones Apolo de la Nasa, la angustia llega al límite. Perdidos entre los astros, lejos de la tierra, como único contacto las ondas de radio, tres astronautas, tras un accidente técnico, van a luchar contra la muerte que parece inevitable. Después de varios días de angustia, qué alegría, qué descanso el ver a estos hombres salir indemnes de la prueba.


¡No hay nada más normal que tener miedo de la muerte! La expresión de esos miedos puede seguir diferentes caminos: miedo de lo desconocido, miedo de alejarse de los que amamos, miedo de sufrir... Si tenemos miedo de la muerte, es porque todo en nosotros aspira a la vida. Además, es llamativo ver con qué energía el hombre se defiende contra la muerte, hasta los últimos momentos.


Hay otro miedo de la muerte, más pernicioso, enemigo de la esperanza. Hoy, por ejemplo, es cada vez más difícil hablar de la muerte pues la sociedad del bienestar tiene tendencia a ocultar esta realidad de la que el solo el pensamiento agobia. Cuanto más una sociedad construye un mundo sin Dios, más fuerte es la angustia frente a la muerte, que se intenta aseptizar sin resultado. En el plano personal, esto puede traducirse bien por una huída hacia paraísos artificiales (dinero, droga, vida mundana, etc.), bien por la desesperación hasta el punto de que se llega a veces a creer que controlar la muerte, escoger uno mismo el momento de la muerte es un acto de libertad humana. ¿Hace falta repetir aquí que el suicidio es la primera causa de muerte en los jóvenes de 25 a 34 años en Francia?


" ¿Quién puede, nos dice Jesús, añadir un codo a la duración de su vida?"

El miedo de la muerte, siendo normal, no debe conducirnos al miedo de la vida que manifiesta también de manera paradójica la importancia del sentido de nuestra vida. Jesús nos ha dado una seguridad: la de acceder a la eternidad. Algunos días antes de su muerte, la pequeña santa de Lisieux, Teresita del Niño Jesús, decía a sus hermanas: " ¿Cómo queréis ser capaces de dejarlo todo un día para entrar en la luz de Dios, si no hemos sido capaces de dejar, cada día, algo pequeñito sin importancia – cerrar un libro o dejar de hacer punto- para entrar en la presecia de Dios?"




Lo que nos dice la Biblia


"Hermanos, no queremos que estéis en la ignorancia respecto a los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús."


Carta a los Tesalonicenses, cap.4, v. 13-14

¿COMO PREPARARSE PARA VIVIR BIEN LA MUERTE?

Los no cristianos también se preparan a la muerte, no sólo los que creen. Con la cercanía de la muerte hay como una preocupación natural de hacer la luz en nuestra vida. Esto se expresa primero con el deseo de dejar a los que nos rodean sin grandes dificultades financieras si es posible, de arreglar la "sucesión"; de acabar una obra intelectual, económica o artística; de dejar en buenas manos una empresa o una asociación pero también de zanjar los problemas que podemos tener con personas de nuestra familia o incluso con otras personas. Esto conduce a veces a peticiones de perdón, a una reconciliación del padre o de la madre con uno u otro de sus hijos.

Por eso, dicen los médicos y todos los que participan en los cuidados paliativos o en el acompañamiento de los moribundos, que los últimos días, los últimos instantes no se le pueden "robar" a la persona al final de su vida. Por eso también los cristianos están convencidos de que la ayuda que hay que dar a esas personas en esos momentos es muy importante. Es la hora del último encuentro con el Dios de amor. Incluso una persona que ha declarado al entrar al hospital o en una residencia que no tiene religión, redescubre a menudo el deseo de prepararse a encontrarse con Dios. Ese deseo debe ser acogido y el moribundo espera de nosotros que le ayudemos en ese proceso en el que no sabe o no se acuerda del camino.

¿Llamar a un sacerdote? Sí, siempre que sea posible. El consentimiento de la persona es necesario, por supuesto, pero nos quedaríamos sorprendidos al saber el número de personas que aceptan si se les propone con delicadeza. Yo le agradeceré siempre a mi tía, ya mayor, hermana de mi madre, que le propuso llamar a un sacerdote, mientras que los demás estábamos agobiados con la idea de decírselo. Fue un momento fuerte para mi madre, pero ¡qué sencillo fue todo a partir de ese momento y qué bien vivió sus últimos días! Cuando hay varias personas que se ayudan mutuamente frente a la prueba de la muerte, es mucho más fácil: uno se puede apoyar en la fe de uno, en las oraciones del otro, en la audacia del amor del otro. ¿Ayudar a alguien a morir acercándole a Dios no es hacer lo que se atrevieron a hacer esas gentes de Palestina llevando un paralítico delante de Jesús haciendo un agujero en el tejado?

Contrariamente a una opinión muy extendida y a un cierto número de bloqueos a nivel práctico, los hospitales franceses están obligados legalmente a facilitar a los enfermos y a los moribundos la posibilidad de "vivir" sus convicciones religiosas. Y muchos, entre los miembros del personal sanitario, tienen un respeto tan grande de la persona que va a morir que, incluso si no son creyentes, llamarán al capellán si el enfermo o la familia lo han pedido. Me acuerdo de un señor mayor muerto en un hospital durante la noche, más deprisa de lo que se esperaba. La enfermera le dijo a la familia: "Al llegar al hospital, había dejado un papelito escrito desde hace mucho tiempo encima de la mesilla: "En caso de peligro, llamar a un sacerdote". Durante la noche, cuando vi que estaba muy mal, mis ojos vieron ese papel e hice lo necesario para llamar al capellán."

Lo que hoy se llama "la unción de enfermos" se propone mucho antes de la muerte, si la persona tiene una enfermedad grave, aunque no sea mortal, o antes de una operación importante, o simplemente a una persona mayor que lo pide, porque quizá no tenga la posibilidad más tarde por un debilitamiento de sus facultades. Por este sacramento no sólo se pide la curación, sino que es una preparación anticipada para la hora de la muerte. Puede pedirse varias veces. La ventaja de haberlo recibido ya en un periodo menos crítico es que tenemos menos miedo de pedirlo y recibirlo al final de nuestra vida.

Hay también otro sacramento: la confesión (o sacramento de la reconciliación). Cuando comenzamos a pedir perdón a Dios de nuestras faltas nos abrimos a la reconciliación con los hombres.

Cuando es imposible hacer venir a un sacerdote, cada cristiano, cada persona de buena voluntad puede ayudar al moribundo, asistido por la gracia de Dios.

Una señora, del equipo de pastoral de un hospital que visitaba a los enfermos, dudaba un día en entrar en la habitación de una mujer mayor. ¿Era prudente? Abrió por fin la puerta, después de hacer una oración y le dijo tímidamente: "Señora, vengo a hablarle de Dios, ¿le gustaría?" "Oh, sí, respondió la señora, ¡hábleme del Cielo! Sabe usted, tengo más de 90 años, me dicen que voy a ir a tal sitio a descansar, y hacer otra cosa. Pero nada de todo eso me interesa ya, yo quiero pensar en el Cielo."

En un accidente, una señora se encontraba al lado de un hombre, aplastado por una chimenea que se había caído. Mientras llamaban a la ambulancia, recitó en voz alta simplemente un ave María, que elmoribundo continuó con ella. Cuando se ama y se cree en el amor de Dios por todos los hombres siempre hay algo que hacer.


Testimonio


Un día, sin saber por qué, empecé a rezar el rosario. Mis ojos se fijaron en la crucecita de mi rosario. Tuve como un extraño presentimiento...

Al día siguiente, vi una ambulancia de urgencias, con las sirenas encendidas, que pasó delante de mí. Me puse a rezar por la víctima del accidente pidiendo a Dios que la sostuviera. Pensé en ese momento que debería hacer eso más a menudo. No sabía en ese momento que era mi padre el que iba a ser atendido por ese servicio de urgencias... Su muerte fue brutal.Sin embargo, yo vi en esa coincidencia la mano de Dios. Eso me ha ayudado mucho a sobrellevar el dolor de la muerte de papá y a creer más en el poder de la oración.

¿HAY HOMBRES EN EL INFIERNO?

La fe cristiana ha afirmado siempre la existencia de criaturas espirituales (además de los hombres) que han dicho "no a Dios y rechazado su amor. Son los "demonios" o "ángeles malos"" (Concilio de Letrán IV, DS 800-801).


"Para nosotros, los hombres, sigue el Papa, su vida resuena como una advertencia: una llamada constante para evitar la tragedia a la que nos lleva el pecado y a modelar nuestra existencia como la de Jesús que se ha desarrollado bajo el signo del "sí" de Dios."


El infierno es, pues, una posibilidad real. Pero nadie puede decir que hay hombres en el infierno ni quién se encuentra en él. Lo que es importante es tener en cuenta esta llamada de Jesús que quiere evitarnos ese drama.


"Ir al infierno" es no elegir la vida eterna, es rechazar la misericordia de Dios. Sin embargo, tenemos la certeza de la misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven. Creemos que si Dios ha salvado al "buen ladrón" y nos lo ha hecho saber, puede también llenar de arrepentimiento el corazón de los más grandes pecadores que se presenten ante El. Y si nos preocupamos por los difuntos, recemos con confianza. ¡Dios es más grande que nuestro corazón!

EL INFIERNO.

¿Hay que tener cuidado con el infierno?


Antaño, incluso los que no pensaban en Dios todos los días tenían, por lo menos, una cierta idea del infierno. ¿Qué pensar hoy del infierno? Todos tenemos la idea de que nuestros actos, ya sean de amor o de odio, tendrán consecuencias y que en algún sitio "hay una recompensa". Esta intuición de una recompensa después de la muerte, de una compensación para los infelices y los pobres, de un castigo para los ricos egoístas y los autores de crueldades, no es solamente una reminiscencia cristiana, es una exigencia profunda del ser.


¿Qué dice Jesús?


Jesús previene muchas veces contra la "gehenna", "el fuego que no se apaga", reservado a los que rechazan hasta el final de su vida el creer y el convertirse al amor. En ese fuego, el alma y no solamente el cuerpo, se pierden. En el momento del Juicio final, Jesús dice que "enviará a sus ángeles que recogerán a todos los autores de iniquidades (...) y les arrojarán en el horno de fuego". (Mateo, cap.13, v. 41). " ¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno!" (Mateo, cap25, v. 41).


Entonces, ¿qué es el infierno?


"La perdición, dice el papa Juan Pablo II, no tiene que atribuírse a la iniciativa de Dios pues, en su amor misericordioso, sólo puede querer la salvación de los seres que ha creado. En realidad, es la criatura la que se cierra a su amor." (Audiencia del 28 de julio de 1999).

Morir sin reconocer su pecado y sin acoger el amor misericordioso de Dios significa permanecer separado de El para siempre, a causa de nuestra decisión libre. Y es este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados lo que llamamos infierno. (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n° 222, IV)


El perdón y la salvación


El infierno eterno del que habla la Iglesia siguiendo a Jesús es, pues, una realidad muy grave. Nadie puede decir , sin correr el riesgo de contradecir al mismo Jesús, que no existe. Pero hay que entender al mismo tiempo que Dios ha venido "para salvarnos", perdonándonos los pecados y haciendo de cada uno de nosotros, por ese perdón, una creación nueva: "Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan." Jesús es el buen pastor, que va a buscar a la oveja perdida y la lleva sobre sus hombros. Muriendo en la Cruz, Jesús dijo al buen ladrón: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso." (Lucas, cap 23, v. 42)

EL PURGATORIO


La sabiduría popular dice: "No se va al Cielo así como así..." ¿Quién puede decir que siempre ha actuado bien en todas las circunstancias de su vida? Pocos de entre nosotros... Es la historia de esa mujer, sorprendida en flagrante delito de adulterio, que llevan ante Jesús. "Tiene que ser lapidada según la ley de Moisés, dicen los acusadores a Jesús. Y Tú, ¿qué piensas? Que aquel de entre vosotros que no tenga pecado le tire la primera piedra", les responde Jesús. ¡Un momento de silencio, muy pesado! Después, uno a uno, se van, "comenzando por los más viejos", comenta el autor del relato evangélico.

■ Dios es Amor y su reino, el "paraíso" o el "Cielo", es un Reino de amor. La mayoría de nosotros necesitaremos ser purificados, es decir, llegar a ser completamente aptos para vivir ese amor. Sin odio, sin envidia, sin violencia, sin rencor... La felicidad no tiene otro sentido. ¿Pero estamos preparados, al final de nuestra vida, a entrar de manera resuelta en esta luz de amor y de bondad que irradia de Dios sobre todos los bienaventurados?

"Para aquellos que, en el momento de su muerte, se encuentren en condición de apertura a Dios, pero de manera imperfecta, el camino hacia la plena bienaventuranza exige una purificación que la fe de la Iglesia ilustra a través de la doctrina del purgatorio." (Juan Pablo II, audiencia del 4 de agosto de 1999; cf Catecismo de la Iglesia católica, n° 1030-1032)

■ El purgatorio es una purificación, un "ajuste" en el amor. No es, de ninguna manera, una nueva vida. El purgatorio no es un lugar, es una transformación: el encuentro con Dios exige de nosotros que todo traza de unión al mal, al "no-amor", desaparezca. Esta purificación, es Jesucristo el que la realiza, y no nosotros. Pero por nuestras oraciones, nuestros actos de caridad, podemos ser asociados a Jesucristo en esta purificación de los difuntos. Es el sentido de la oración, de la petición de indulgencias y de las misas ofrecidas por los difuntos. ¡No es que Dios no pueda hacer esta purificación sin nosotros! Pero nos propone asociarnos a ella con un amor activo.

■ En cuanto a las almas del purgatorio - en estado de purificación- no están excluídas de la comunidad. Forman parte, en el "cuerpo místico de Cristo", de la "comunión de los santos". Ellas también pueden rezar por nosotros. Hay, por tanto, una verdadera solidaridad entre el Cielo, el purgatorio y los que viven en la tierra.

No es de la parte de Dios de donde faltara la misericordia. Tenemos la firme esperanza de que el Cielo estará bien lleno.

Ver

lunes, 15 de enero de 2007

ROSARIO DE LAS SANTÍSIMAS LLAGAS DE JESÚS.


Fue nuestro Señor mismo quien enseñó estas invocaciones a una humilde hermana del Monasterio de la Visitación de Santa María de Chambery (Francia), sor María Marta Chambón que falleció el 21 de marzo de 1907.

Este rosario fue aprobado por el Papa San Pío X.

Se reza con un rosario común.

Al comenzar decimos:

– Oh! Jesús, Redentor Divino, sé misericordioso con nosotros y con el mundo entero.

– Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

– Perdón y misericordia, Jesús mío cúbrenos de los peligros con tu preciosa Sangre.

– Eterno Padre, ten misericordia de nosotros por la Sangre de Jesucristo, tu único Hijo.

En las cuentas del Padrenuestro se dice:

Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas.

En las cuentas del Avemaría se dice:

Jesús mío, perdón y misericordia: por los méritos de tus Santas Llagas.

Al terminar el rosario se dice tres veces:

Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas.


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PROMESAS que nuestro Señor se dignó hacer a sor María Marta a favor de las almas que recen estas invocaciones.



Escuchemos al Divino Maestro:

“El camino de mis Llagas es tan sencillo y fácil para ir al cielo”.

“Deseo las súplicas de ustedes”

“Todas las palabras que se dicen con motivo de mis Santas Llagas me causan placer, un placer indecible... ¡las cuento todas!...”

“Con mis Llagas ganan mucho y sin fatiga”.

“De mis Llagas salen frutos de santidad”.

“Concederé todo cuanto me pidan con la invocación de mis Santas Llagas”.

“Todo lo obtendrán por mis Llagas, porque es el mérito de mi Sangre, que es de un valor infinito”.

“Con mis Llagas y mi Corazón pueden conseguirlo todo”.

“El que esté necesitado que venga con fe y confianza, que saque constantemente del tesoro de mi Pasión y de los agujeros de mis Llagas”.

“Debes repetir con frecuencia cerca de los enfermos esta invocación: Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas. Esta oración aliviará a su alma y a su cuerpo. Muchas personas experimentarán la eficacia de esta aspiración”.

“El pecador que dijese la oración siguiente: Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas, obtendrá su conversión”.

“Ofréceme a menudo estas dos jaculatorias que te he enseñado, para ganarme pecadores, porque tengo 'hambre' de almas”.

“Mis Santas Llagas son un bálsamo reconfortante en el sufrimiento”.

“Mis Llagas curarán las vuestras”.

“No habrá muerte para el alma que espere en mis Llagas; ellas dan la verdadera vida”.

“Las Santas Llagas tienen un poder maravilloso para la conversión de los pecadores”.

“Por mis Llagas pueden desarmar mi justicia”.

“Mis Llagas cubrirán todas vuestras faltas”.

“Deseo que los sacerdotes den estas aspiraciones de mis Llagas, con frecuencia a sus penitentes en el Santo Tribunal”.

“Mis Llagas los salvarán a ustedes infaliblemente. Ellas salvarán el mundo”.

“La oración a las Santas Llagas lo comprende todo”.

“El alma que durante su vida ha honrado y aplicado las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, y las ha ofrecido al Padre Eterno por las almas del Purgatorio, será acompañada en el momento de la muerte por la Santísima Virgen y los ángeles. Nuestro Señor en la Cruz, resplandeciente de gloria, la recibirá y la coronará”.

“Hija mía, cada vez que ustedes ofrecen a mi Padre los méritos de mis divinas Llagas, adquieren una fortuna inmensa”.

“Por mis Santas Llagas pueden merecer y obtener lo que sea conveniente para todas sus necesidades, sin detallarlas”.

“Las Santas Llagas dan valor a todo”.

“Los que honren mis Llagas tendrán un verdadero conocimiento de Jesucristo”.

“Las almas que oran con humildad y meditan mi Pasión, tendrán una participación en la Gloria de mis divinas Llagas, recibirán una hermosura y una gloria deslumbradora”.

“Así como hay un ejército levantado para el mal, hay también un ejército levantado por Mí”.

“Con estas invocaciones son más poderosos que un ejército para detener a mis enemigos”.

“El rosario de la Misericordia hace contrapeso a mi justicia... detiene mi castigo”.

"Muchos experimentarán la eficacia de esta aspiración: Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas".

"Las Santas Llagas satisfacen y aseguran el adelanto espiritual".

"El poder está en mis Llagas, con ellas se hacen poderosos".

"Las Santas Llagas son el tesoro de los tesoros para las almas del purgatorio".

"Cada vez que miren al divino crucificado con un corazón puro, obtendrán la libertad de cinco almas del purgatorio: una en cada fuente (cada Llaga de las manos, pies y el costado)".

"Obtendrán también, si el corazón de vosotros es puro y desprendido, el mismo favor en cada estación, por los méritos de cada una de mis Llagas".

"La riqueza de vosotros es mi Santa Pasión".

"Las antas Llagas dan omnipotencia sobre Dios".

"En verdad esta oración no es de la tierra sino del cielo... y puede obtenerlo todo".

"Mis Santas Llagas sostienen el mundo. Pídanme de amarlas constantemente, porque son fuente de todas las gracias. Hay que invocarlas con frecuencia y atraer al prójimo para imprimir la devoción en las almas".

Cuando tengan penas que soportar, llévenlas prontamente a mis Llagas y serán mitigadas".

"Por cada palabra que pronuncian del rosario de las Llagas, yo dejo caer una gota de mi Sangre sobre el alma de un pecador"

“Es necesario propagar esta devoción”.

sábado, 6 de enero de 2007

¡BENDICE, ALMA MÍA, AL SEÑOR!
SALMO 102
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura;
el sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila
se renueva tu juventud.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen
nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

Los días del hombre
duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.

Pero la misericordia del Señor
dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.

El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.

¡Bendice, alma mía, al Señor!
CONTRA LA VIOLENCIA DE LOS CALUMNIADORES
SALMO 51
¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el piadoso?
Estás todo el día maquinando injusticias,
tu lengua es navaja afilada,
autor de fraudes;

prefieres el mal al bien,
la mentira a la honradez;
prefieres las palabras corrosivas,
lengua embustera.

Pues Dios te destruirá para siempre,
te abatirá y te barrerá de tu tienda;
arrancará tus raíces
del suelo vital.

Lo verán los justos, y temerán,
y se reirán de él:
"mirad al valiente
que no puso en Dios su apoyo,
confió en sus muchas riquezas,
se insolentó en sus crímenes".

Pero yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás.

Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
"Tu nombre es bueno".

SALMOS PENITENCIALES


ORACIÓN DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS
SALMO 6

Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera.
Misericordia, Señor, que desfallezco;
cura, Señor, mis huesos dislocados.
Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuando?

Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame por tu misericordia.

Porque en el reino de la muerte nadie te invoca,
y en el abismo, ¿quién te alabará?

Estoy agotado de gemir:
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen irritados,
envejecen por tantas contradicciones.

Apartaos de mí, los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi oración.

Que la vergüenza abrume a mis enemigos,
que avergonzados huyan al momento.


ABANDONO CONFIADO EN LOS BRAZOS DE DIOS
SALMO 130

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

¡BENDICE, ALMA MÍA, AL SEÑOR!
SALMO 102

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura;
el sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila
se renueva tu juventud.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen
nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

Los días del hombre
duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.

Pero la misericordia del Señor
dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.

El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.

¡Bendice, alma mía, al Señor!


CONTRA LA VIOLENCIA DE LOS CALUMNIADORES
SALMO 51

¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el piadoso?
Estás todo el día maquinando injusticias,
tu lengua es navaja afilada,
autor de fraudes;

prefieres el mal al bien,
la mentira a la honradez;
prefieres las palabras corrosivas,
lengua embustera.

Pues Dios te destruirá para siempre,
te abatirá y te barrerá de tu tienda;
arrancará tus raíces
del suelo vital.

Lo verán los justos, y temerán,
y se reirán de él:
"mirad al valiente
que no puso en Dios su apoyo,
confió en sus muchas riquezas,
se insolentó en sus crímenes".

Pero yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás.

Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
"Tu nombre es bueno".

SÚPLICA DE UN ENFERMO
SALMO 38

Yo me dije: "vigilaré mi proceder,
para que no se me vaya la lengua;
pondré una mordaza a mi boca
mientras el impío esté presente".

Guardé silencio resignado,
no hablé con ligereza;
pero mi herida empeoró,
y el corazón me ardía por dentro;
pensándolo me requemaba,
hasta que solté la lengua.

Señor, dame a conocer mi fin
y cuál es la medida de mis años,
para que comprenda lo caduco que soy".

Me concediste un palmo de vida,
mis días son nada ante ti;
el hombre no dura más que un soplo,
el hombre pasa como una sombra,
por un soplo se afana,
atesora sin saber para quien.

Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
Tú eres mi confianza.
Líbrame de mis inquietudes,
no me hagas la burla de los necios.

Enmudezco, no abro la boca,
porque eres tú quien lo ha hecho.
Aparta de mí tus golpes,
que el ímpetu de tu mano me acaba.

Escarmientas al hombre
castigando su culpa;
como una polilla roes sus tesoros;
el hombre no es más que un soplo.

Escucha, Señor, mi oración,
haz caso de mis gritos,
no seas sordo a mi llanto;

porque yo soy huésped tuyo,
forastero como todos mis padres.
Aplácate, dame respiro,
antes de que pase y no exista.

HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
SALMO 32

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones:

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
el ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante El los habitantes del orbe:
porque El lo dijo, y existió,
El lo mandó y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que El se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
El modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salvan.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
El es nuestro auxilio y escudo;
con El se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.


ORACIÓN DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS
SALMO 6

Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera.
Misericordia, Señor, que desfallezco;
cura, Señor, mis huesos dislocados.
Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuando?

Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame por tu misericordia.

Porque en el reino de la muerte nadie te invoca,
y en el abismo, ¿quién te alabará?

Estoy agotado de gemir:
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen irritados,
envejecen por tantas contradicciones.

Apartaos de mí, los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi oración.

Que la vergüenza abrume a mis enemigos,
que avergonzados huyan al momento.

ROSARIO A LA MILAGROSA POR LOS DIFUNTO

PRIMER MISTERIO

Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre, en la noche de vuestra dolorosa Pasión y cruel agonía en el huerto de las Olivos.

Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.


SEGUNDO MISTERIO


Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre con el tormento de los crueles azotes que sufristeis amarrado a una columna.

Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos.


TERCER MISTERIO

Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió Vuestro amantísimo Corazón y el de vuestra Purísima Madre con la cruel coronación de espinas, burlas y escarnios.

Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.



CUARTO MISTERIO

Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre en el encuentro de la calle de la Amargura caminando con pesada cruz de nuestros pecados.

Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.


QUINTO MISTERIO

Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre en las tres horas de mortal agonía y afrentosa muerte en la Cruz.

Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.


Se concluye el rosario rezando el Credo y la Salve.

Pedid con fe y recibiréis.

ORACIÓN AL FALLECIMIENTO DE UN SER QUERIDO


¡Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas del dolor, único consuelo sostén en el vacío inmenso que la muerte causa entre los seres queridos! Tú, Señor, a quién los cielos, la tierra y los hombres vieron llorar en días tristísimos; Tú, Señor, que has llorado a impulsos del más tierno de los cariños sobre el sepulcro de un amigo predilecto; Tú, ¡oh Jesús! que te compadeciste del luto de un hogar deshecho y de corazones que en él gemían sin consuelo; Tú, Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas. Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida, por la perdida de aquel que fue deudo queridísimo, amigo fiel, cristiano fervoroso. ¡Míralas, Señor, como tributo sentido que te ofrecemos por su alma, para que la purifiques en tu sangre preciosísima y la lleves cuanto antes al cielo, si aún no te goza en él! ¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, conformidad con tu divino querer en esta tremenda prueba que tortura el alma! ¡Míralas, oh dulce, oh pidadosísimo Jesús! y por ellas concédenos que los que aquí en la tierra hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño, y ahora lloramos la ausencia momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto a Ti en el Cielo, para vivir eternamente unidos en tu Corazón. Amén.

POEMA
Muerte, té has llevado a mí familiar querido.
Me has separado de su rostro amado.
Has venido de improviso, nadie te ha llamado.
¡Oh! Sueño profundo, sueño de tono gris sombrío.
+++
Se ha roto el silencio con tu presencia inoportuna.
Pero ha dejado de sufrir, su larga agonía.
Llegó el tiempo, de abrirse a la esperanza.
Llegó el tiempo de blanquear el alma.
+++
Llegó la hora del juicio a solas, con Él qué, te creo.
Más ha creído, he creído, todo llega a su sitio certero.
No temas su muerte, ni tu muerte, todo es verdadero.
Ha llegado el momento, de Cribar lo efímero.
+++
Seguro qué, amó a su hermano, al vecino y al amigo.
Un poco, o mucho, al enemigo; sino reza conmigo.
¡Todo!, era, ¡todo! Amor, por Ti, mi Señor: ¡Dios Mío!
Te suplico por el ¡alma! del familiar que ha partido.
+++
No le tengas encuenta, lo que te ha ofendido.
Perdónale sus pecados, Jesús ¡Sufriente!…
Llévalo a la casa Del Padre, como un hijo pródigo.
Y que Él se apiade, por,
¡Tu Preciosa Sangre!
+++


Autora: Mercedes Ramos.


ORACIÓN


Oh Dios que concedéis el perdón de los pecados y queréis la salvación de los hombres, imploramos vuestra clemencia en favor de todos nuestros hermanos, parientes y bienhechores que partieron de este mundo, para que, mediante la intercesión de la bienaventurada Virgen María y de todos los Santos, hagáis que lleguen a participar de la bienaventuranza eterna; por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén!

ORACIÓN POR UN SER QUERIDO QUE HA FALLECIDO



ORACIÓN DE RECOMENDACIÓN
DEL ALMA A CRISTO

Señor, te encomendamos el alma de tu siervo(a) ... (mencione su nombre) y te suplicamos, Cristo Jesús, Salvador del mundo, que no le niegues la entrada en el regazo de tus patriarcas, ya que por ella bajaste misericordiosamente del cielo a la tierra.

Reconócela, Señor, como criatura tuya; no creada por dioses extraños, sino por ti, único Dios vivo y verdadero, porque no hay otro Dios fuera de Ti ni nadie que produzca tus obras.

Llena, Señor, de alegría su alma en tu presencia y no te acuerdes de sus pecados pasados ni de los excesos a que la llevó el ímpetu o ardor de la concupiscencia.

Porque, aunque haya pecado, jamás negó al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo; antes bien, creyó, fue celoso de la honra de Dios y adoró fielmente al Dios que lo hizo todo.

Concédele, Señor, el descanso eterno y que le ilumine tu luz perpetua.
Que por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

POEMA
Muerte, té has llevado a mí familiar querido.
Me has separado de su rostro amado.
Has venido de improviso, nadie te ha llamado.
¡Oh! Sueño profundo, sueño de tono gris sombrío.
+++
Se ha roto el silencio con tu presencia inoportuna.
Pero ha dejado de sufrir, su larga agonía.
Llegó el tiempo, de abrirse a la esperanza.
Llegó el tiempo de blanquear el alma.
+++
Llegó la hora del juicio a solas, con Él qué, te creo.
Más ha creído, he creído, todo llega a su sitio certero.
No temas su muerte, ni tu muerte, todo es verdadero.
Ha llegado el momento, de Cribar lo efímero.
+++
Seguro qué, amó a su hermano, al vecino y al amigo.
Un poco, o mucho, al enemigo; sino reza conmigo.
¡Todo!, era, ¡todo! Amor, por Ti, mi Señor: ¡Dios Mío!
Te suplico por el ¡alma! del familiar que ha partido.
+++
No le tengas encuenta, lo que te ha ofendido.
Perdónale sus pecados, Jesús ¡Sufriente!…
Llévalo a la casa Del Padre, como un hijo pródigo.
Y que Él se apiade, por,
¡Tu Preciosa Sangre!
+++
Autora: Mercedes Ramos.


ORACIÓNOh Dios que concedéis el perdón de los pecados y queréis la salvación de los hombres, imploramos vuestra clemencia en favor de todos nuestros hermanos, parientes y bienhechores que partieron de este mundo, para que, mediante la intercesión de la bienaventurada Virgen María y de todos los Santos, hagáis que lleguen a participar de la bienaventuranza eterna; por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén!